19 Feb “Para que España tenga un sector alimentario competitivo, el Foodtech español tiene que ser también competitivo”
El 7 de febrero de 2024, ICEX organizó el evento ‘Presentación del informe anual del sector FoodTech en España’, un sector joven con gran potencial y que tiene que evolucionar.
Estefanía Erro, directora de Marketing e Innovación de CNTA
Durante el evento se presentó el cuarto informe sobre la situación del sector FoodTech en España. Un sector que logró asegurar 226 millones de euros en 2023, lo que significó una disminución del -16%, en referencia a 2022. Esta bajada en inversión fue más suave que a nivel internacional donde el decrecimiento alcanzó el -61,2%.
Elisa Carbonell, consejera delegada de ICEX, aseguró en la presentación que el FoodTech es uno de los sectores más dinámicos, con 420 startups registradas, más de 30.000 compañías potenciales compradoras y 20 centros tecnológicos (entre los que se encuentra CNTA). Para Carbonell, “España avanza en ser una Good tech nation. En el informe se recogen muchas iniciativas y se muestra una de nuestras fortalezas: la diversidad del ecosistema”.
Por su parte, María Naranjo, directora de la Industria Alimentaria en ICEX, trasladó también la idea apuntada por Elisa Carbonell y añadió que “para seguir siendo una gran Spain food nation, hay que ser una Spain good tech nation” y, en su opinión, el FoodTech en España “se consolida”.
Asimismo, una idea repetida durante toda la presentación fue que el FoodTech es importante para garantizar el futuro de la industria española de alimentación y bebidas.
Y para conseguir su desarrollo existen múltiples condicionantes como los siguientes:
- la financiación.
- avanzar en el desarrollo tecnológico y escalar.
- apuesta decidida por la colaboración.
- conseguir que se produzca la innovación; es decir que las soluciones alcancen el mercado y sean adoptadas por el mismo.
Los retos a futuro del FoodTech
En el evento, se habló de hacia dónde se tiene que dirigir el Foodtech español. María Naranjo moderó una mesa debate en el que participaron: Isabel Bombal, directora general de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria del MAPA, José Luis Cabañero, CEO de Eatable Adventures; Inés Sagrario, CEO y cofundadora de Ekonoke; Javier Dueñas, CEO de Campofrío España, y Carlos Paramés, director general de Houlihan Lokey.
Partiendo de la idea de que para que en un futuro “el sector alimentario siga siendo competitivo, el sector FoodTech también tiene que ser fuerte y competitivo”, se habló del momento socioeconómico que estamos viviendo (márgenes bajos, alta inflación, mercado que decrece, crecimiento de la MDD) y del reto que esto supone para la innovación.
Ya no vale con tener una idea, sino que hay que hacerla crecer y ser competitivos. Y eso, hoy en día, se hace interactuando con el consumidor y haciendo evolucionar la oferta. Eso sí, para lo que es momento es para desarrollar la innovación vinculada a eficiencia y mejora de la competitividad.
Para mejorar la competitividad, la tecnología ha de jugar un papel protagonista, así como adoptar nuevos métodos de trabajo. Para el desarrollo de la tecnología se necesita tiempo, dimensión-escala y dinero. Un nuevo modelo financiero que entienda la dimensión de la inversión en FoodTech y facilite la asunción de riesgos. En el evento, se puso el ejemplo de Italia que ha decidido que España no puede adelantarle en FoodTech. Para ello, ha generado programas públicos dotados con 40-50 millones de euros para impulsar el desarrollo tecnológico y reducir el riesgo.
Respecto a financiación, el foco inversor ahora está en el route to profitability. Las startups necesitan poder demostrar: ambición internacional, capacidad de liderar un nicho o mercado y producto e IP propia.
Un ejemplo que se detalló fue el de Heura y el importante papel que había jugado el anuncio de la patente que le permite fabricar sin aditivos. El 6 de febrero de 2024, anunciaba el cierre de una ronda de financiación de 40 millones de euros.
Y el último punto a debate fue la innovación abierta como una fórmula para el crecimiento del ecosistema FoodTech. Partiendo de ventajas como la rapidez, seguridad y una menor fricción para alcanzar el mercado se mencionaron algunos ejemplos:
- El caso de Ekonoke, startup que empezó “colaborando con proveedores para desarrollar las soluciones que necesitaban”.
- El programa de innovación abierta: Tastech de Sigma, que en su V aniversario llegará a España. Algunos datos aportados de su andadura: 900 solicitudes, 28 prototipos y 7 colaboraciones.
- Los Grupos Operativos, impulsados por el MAPA. Una muestra de trabajo colaborativo para crear valor a través de una relación estrecha entre la investigación y las prácticas agrícolas y forestales.
Evolución del ecosistema FoodTech español
En la segunda mesa redonda tuve el placer de conversar junto a Catalina Valencia, Head of Community en KM Zero Food Innovation Hub; Carlos V. Caballero, director de UCAM HiTech, Mariano Oto, director general de Nucaps y miembro de la asociación FATE. Esta mesa estuvo moderada por Jaime Martín, CEO de Lantern, quién nos lanzó preguntas como el color del ecosistema FoodTech o la existencia de un plan común.
La foto del ecosistema FoodTech que se vio fue de todos los colores: rosa, verde, naranja o multicolor, debido a los avances conseguidos, el crecimiento, la estructuración del ecosistema en poco tiempo y el gran potencial que presenta. A la vez, se ven muchas áreas a potenciar para conseguir escalar las iniciativas y conseguir la tan ansiada transformación. Para ello, “focalizar recursos, apostar por incrementar el negocio, invertir en tecnología y aportar valor” es fundamental.
Sin duda tener “una estrategia común de país para poder acelerar el ecosistema español de FoodTech” y no quedarse atrás respecto a otros ecosistemas como Estados Unidos, Israel o Italia, entre otros, fue una idea muy bien acogida.
Y ante la oportunidad de los fondos Next Generation, el PERTE, aludí a Spain Food Valley, la agrupación de 17 empresas de 10 comunidades autónomas diferentes, coordinada por CNTA, que está desarrollando 28 proyectos multisectoriales para contribuir a la mejora de la competitividad desde la digitalización, la trazabilidad, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad. Y ante la pregunta de qué nos hace falta para aprovechar los fondos Next Generation al máximo: ejecución. Hay que aprovechar el tiempo que queda hasta 2025.